Autoridad es la capacidad de
influenciar al otro en una idea o conducta. Hay dos tipos de autoridad: por el
saber, que denominamos epistemológica o por el lugar que se ocupe de acuerdo a
la ley u organización, la deontológica. No necesariamente una involucra a la
otra; pueden estar separadas, no siempre el que más sabe es el que ocupa el
lugar de la autoridad. Otro es el gran problema del abuso de autoridad,
derivada de la confusión de los tipos mencionados, hay quienes piensan que con
un cargo en la esfera del poder saben más que los otros, de ahí surgen innumerosos cuestionamientos y errores en la
conducción de organizaciones e instituciones.
Lo interesante del caso es que las
dos clases de autoridad necesitan que las personas acepten esa autoridad, crean
y confíen.
El modelo de
autoridad por excelencia es la de la madre sobre su hijo. Como hecho y fenómeno
natural la autoridad nunca es universal, siempre es en un ámbito, en un sector
del tiempo y del espacio.
¿Quién
tiene más claro qué es la autoridad en el seno de la familia, los padres o los
hijos?, ¿qué es lo que está pasando en esa materia en la familia?
El chico tiene un
concepto nato del sentido de la autoridad y lo experimenta a través del
gobierno de la madre hasta la adolescencia, en ese momento pide un cambio, es
decir acercarse al padre y a menudo se encuentra con que el padre ha perdido
prestigio y por consiguiente la autoridad, el chico no cree ni confía.
Todos los chicos, llegado el momento, interrogan a sus padres y empiezan a rebelarse ¿por qué?, frente a la norma piden su argumentación poniendo en aprieto a sus progenitores los cuales piensan que necesitan un buen argumento apoyándose en la razón y no es tan así. Los chicos creen que el padre no solamente por ser padre es autoridad, y el padre se apoya en un conocimiento que ya no vale, porque ha cambiado tanto el mundo, que la propia experiencia ya no le sirve.
Vemos
extenderse en diversas generaciones las separaciones y por lo general tengo
entendido que la que sigue manteniendo a sus hijos es la madre mientras que el
padre, como haciéndose una costumbre, empieza a desaparecer o a formar otra
familia donde tiene otros hijos y los primeros son relegados.
Lo interesante es ver
como dependemos de las mujeres en las cuestiones de la crianza y del hogar, la
autoridad del padre se fundamenta en el respeto y consideración de su mujer, la
madre de sus hijos. Un apotegma evolutivo dice que los hijos ven al padre de
acuerdo a la óptica de la madre; estadísticamente el 75% de los divorcios lo
originan las mujeres, por lo tanto, debemos suponer que éstas han desestimado
por completo a sus maridos con las consecuencias antedichas, a lo que se suma
la moderna tendencia masculina al repliegue o huida.
¿La condición para ejercer con armonía la autoridad debe ser
la flexibilidad?
Mucho
más fácil es para un chico depender del padre que ser independiente. La
libertad trae angustia. Si de pronto pretendemos darles total libertad a los
chicos, vamos a tener chicos angustiados en cantidad con demasiada carga de
decisiones. Hay que ir cediendo gradualmente.
Cuando
observamos ciertos trastornos de conducta, como exceso de rebeldía, estamos en
presencia de un pedido a gritos de una autoridad paterna. En la medida en que
los vamos dejando libres, debemos mantener una buena comunicación, un contacto
para sostenerlos en todas las angustias y problemas que puedan emerger.
Y
también tener uno, la suficiente capacidad y amplitud de criterio para saber
que nuestros chicos no son infalibles, que se van a equivocar, y si se
equivocan, no es por irresponsabilidad, sino por inexperiencia.
Hablando,
dialogando, nos vamos haciendo. Esto nos pasa inclusive de adultos: cuando
encaramos algo, evidentemente nos exigimos hacerlo bien, pero a veces, esa auto
exigencia es demasiado grande; algunas veces porque nos han criado con grandes
expectativas, y ahí tenemos otra gama de problemas, chicos sobreprotegidos y
muy auto exigidos corren el riesgo de fracasar.
Es
habitual que pensemos "los chicos son chicos todavía", argumento de
sobreprotección. En cuanto a confirmarlos como seres adultos y capaces, en mi
experiencia y cuando se trata de padres e hijos, hay tiempo hasta el postrer
instante.
Hay familias en las que el uso y abuso del poder autoritario
y de la fuerza son recursos de los que se echa mano para cualquier situación,
convirtiendo la violencia en un hecho cotidiano. Así, los niños mediante
regaños, pellizcos, jalones de orejas, gritos o insultos aprenden a
someterse ante quienes son más fuertes que ellos y a someter a quienes son más
débiles.
A los hombres, comúnmente la sociedad les otorga poder sobre
las mujeres y los menores y les enseña a ser violentos. Cuando provienen de
familias en las que hay padres golpeadores, es común que imiten el modelo y
tiendan a repetir el abuso aprendido. Y como contrapartida las hijas mujeres
imitan el modelo materno y aceptan, como algo natural el ser golpeadas o
humilladas.
No
sólo los hombres son golpeadores. El maltrato a los menores puede venir por
parte de ambos padres y tienden a justificar la violencia como resultado de la
provocación o la desobediencia de la persona maltratada. Por ejemplo, una de
las causas del maltrato a los hijos es la frustración de los padres y de las
madres ante el comportamiento considerado “inadecuado”. Cuando los adultos
tienen una idea fija de lo que quieren de sus hijos y éstos no cumplen sus
deseos, suelen recurrir a la violencia
LA AUTORIDAD EN LA FAMILIA
Es el hijo el que con su sentir
determina, de alguna manera, si es el papá o la mamá el que tiene la autoridad.
Si yo digo quién es el que me va a dirigir, estoy mandando yo, una paradoja de
la comunicación a menudo paralizante. Lo que a veces sucede, son las alianzas
con papá o mamá, según quién "detente" la autoridad, con el fin de
neutralizarla, situación frecuente en los trastornos de conducta.
La función de autoridad que
corresponde a los padres es demarcar límites en función de las normas, donde
los hijos puedan moverse con cierta libertad; cuando los límites son
excesivamente rígidos y los chicos crecen, comienzan a golpearse contra esos
límites, y si son muy flexibles, dan tantas posibilidades que pueden continuar
hasta el nuevo matrimonio y no van a poder independizarse.
Eran las antiguas familias
patriarcales, los padres y los abuelos directores del clan, no solamente
casaban a sus hijos y nietos sino a toda la parentela. La normatividad tiene
que tener la suficiente elasticidad para adaptarse a los cambios de las circunstancias
del mundo y los cambios evolutivos de los hijos.
¿No hay un momento en que los padres
deban decir "ya no tengo autoridad", no es un proceso que culmina con
la independencia?
también es relativo, si bien toman
decisiones en otras cosas, todavía dependen del papá, por ejemplo, la compra de
una casa, el mantenimiento de un auto.
El proceso de independencia surge
cuando uno comienza a ver que los chicos están asumiendo responsabilidades, es
el momento de comenzar a conceder libertades y, paulatinamente, se va dejando
de ser autoridad.
LA VIOLENCIA NO ES ACEPTABLE
Lo ideal para los seres humanos es tener relaciones
cordiales. Sin embargo nunca faltan situaciones de conflicto y ante ellas,
solemos perder el control y ponernos violentos. En estos casos el problema
mayor no es el conflicto en si mismo sino la forma violenta de resolverlo.
La violencia más frecuente es la de los hombres hacia las
mujeres y de los adultos a los menores. Muchas mujeres no sólo sufren
tratos violentos del esposo, sino que también son maltratadas por las suegras,
las cuñadas, los padres y por sus hijos e hijas.
Hay hombres que también padecen la violencia, ya sea porque
son golpeados, insultados, humillados o violados por otros hombres. Los hombres
generalmente padecen violencia fuera del hogar, aunque con menor frecuencia
también, hay mujeres que ejercen violencia contra los hombres, y es común
encontrar en el trato entre los niños expresiones de agresión que pueden llegar
hasta la crueldad sin que se den cuenta de ello.
La Norma Oficial Mexicana reconoce como violencia familiar
cualquier acto de abandono, maltrato físico, psicológico o sexual.
Abandono
Incumplimiento de obligaciones hacia uno o varios miembros
de la familia por parte de quien está comprometido a proveer cuidados y
protección. Puede relacionarse con: higiene, nutrición, cuidados rutinarios,
atención emocional y necesidades médicas no resueltas o atendidas tardíamente,
así como abandono en lugares peligrosos, situaciones, todas, que ponen en
riesgo la salud.
Autoritarismo: En la familia, el problema se sustancia cuando uno, sistemáticamente, actúa con una autoridad derivada de la representación del rol paterno, pero carente de la información necesaria y para colmo, no argumenta, no pregunta, no trata de tener otro tipo de aproximación con quienes dependen de él. De esa manera, se puede caer en el nefasto "autoritarismo", el significado de "ismo", se refiere a la reducción de toda organización al tema de la autoridad.
Responsabilidad
o culpa
Generalmente se dice:
"cómo no va a ser así, pobre chico, con los padres que tiene". ¿Se
puede atribuir toda la responsabilidad a los padres?
En rigor de verdad,
los padres son responsables pero no culpables. Tenemos otras paternidades
derivadas de los actuales garantes de verdad: "si lo dice la T.V. es
cierto". Pero si usted va a buscar culpas reales, debe buscarlas entre
aquellos que actúan con la intención de causar daño, quizá se remonte a
generaciones anteriores y tampoco la encuentre fácil, porque no es muy común
que alguien actúe para causar daño intencional en el ámbito de los padres y los
hijos, donde campea la buena voluntad.
¿Cómo EVITAR LA VIOLENCIA EN CASA?
En la medida en que los miembros de una familia se
relacionen con base en el respeto, la igualdad, la confianza y el afecto, y
sean capaces de valorar la maravilla que significa tener gente cercana a quien
cuidar y por quien ser cuidado, con quien compartir la vida y explorarla,
a quien querer sin condiciones, el problema de la violencia será manejable y no
desbordará los límites de la dignidad humana, asegurando así que el sentido de
las relaciones entre las personas no se pierda.
Las relaciones familiares afectuosas, además de ser uno de
los mayores bienes a que se puede aspirar en la vida, abren a los niños y
a las niñas mayores posibilidades de convertirse en personas sanas, amorosas y
felices y en ciudadanos conscientes de sus derechos y obligaciones
REFERENCIAS
El abuso de poder como generador de violencia
familiar,(en línea), Recuperado el 24 de
Mayo de 2012 en:
grupoluzyverdad.org/.../el-abuso-de-poder-como-generador-de-viole.
Poder y autoridad en la familia, (en línea), Recuperado
el 24 de Mayo de 2012 en: http://www.san-pablo.com.ar/rol/index.php?seccion=articulos&id=335
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